ESTAMPA LITERARIA POR EL ANIVERSARIO DEL INICIO DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA (20 DE NOVIEMBRE DE 1910)




Don Jacobo arbitrista y todo, llegó a desesperar; se le cerraron todas las puertas, como él decía, y comprendió que necesitaba lanzarse a la revolución.

Don Jacobo tenía un compadre.

- He pensado una cosa - le dijo un día.

- ¿Cuál? - le preguntó el compadre sorprendido de que don Jacobo pensara algo.

- Lanzarme a la revolución.

- ¡Pero, compadre!..

Hubo un momento de silencio durante el cual don Jacobo escupió por el colmillo.

- ¿Lo ha pensado usted bien?

- No me queda otro recurso; ya usted lo ve, no hay destinos, nadie presta, y luego mi mujer…

- Pero, compadre - repitió don José de la Luz, que así se llamaba el interlocutor.

- Lo único que me falta es caballo y armas.

- Es decir, todo.

- Casi.

- Para pelear se necesitan armas.

- Cabal.

- ¿Y contra quién va a usted a pelear?

- Pues contra cualquiera; yo lo que necesito es la revolución…

- ¿Y la familia?

- Ahí se la dejo, compadre; no le diga nada a mi mujer hasta que yo me haya escapado; que Pedrito se haga hombre; le dice que no ande ahí con mañas, y Concha que se case.

Los dos compadres, por fin se despidieron…

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José T. d e Cuéllar, Ensalada de pollos, cap. I, pp. 5,6.

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Selección del texto: Claudia Olivia Ferra Rosales
concienciadiamante@yahoo.com.mx


Imagen: http://cinemexicano.mty.itesm.mx/peliculas/compadre.html