“Usted y yo estamos escritos en nuestros respectivos destinos, ya no podremos separarnos el uno del otro”. Sentenció el adivinador al tiempo que sostenía la palma de la mano de una mujer misteriosa y fría…
Todo era parte de una película.
Leticia Palma y Arturo de Córdova ensayaban la escena, mientras que el director, checaba las luces para el mejor lucimiento de la sofisticada y deslumbrante “vamp” del cine mexicano.
13 de julio, de 1954
FRIDA, postrada en una cama, esperaba la muerte mirando películas de Chaplin.
10 de marzo, 1955
Alguien le dijo: “Es usted la mujer más llena de vida y de simpatía que he conocido”. Semanas más tarde, la fría y enigmática actriz checoslovaca MIROSLAVA STERN terminaba con su vida en su domicilio de la calle Kepler número 83, en la Ciudad de México.
Textos breves de Claudia Olivia Ferra Rosales
concienciadiamante@yahoo.com.mx
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Todo era parte de una película.
Leticia Palma y Arturo de Córdova ensayaban la escena, mientras que el director, checaba las luces para el mejor lucimiento de la sofisticada y deslumbrante “vamp” del cine mexicano.
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13 de julio, de 1954
FRIDA, postrada en una cama, esperaba la muerte mirando películas de Chaplin.
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10 de marzo, 1955
Alguien le dijo: “Es usted la mujer más llena de vida y de simpatía que he conocido”. Semanas más tarde, la fría y enigmática actriz checoslovaca MIROSLAVA STERN terminaba con su vida en su domicilio de la calle Kepler número 83, en la Ciudad de México.
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Textos breves de Claudia Olivia Ferra Rosales
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