La psicología de los encuadramientos


Algo más que una técnica de interpretación astrológica


El Uno da lugar al Dos
El Dos da lugar al Tres
El Tres da lugar al Diezmil


La definición de Encuadramientos podría ser la siguiente: Técnica de análisis astrológico consistente en analizar ciertas vinculaciones planetarias valorando especialmente aquellas que relacionan a un planeta focal, que constituye el eje de nuestra atención, con otros dos planetas, los más cercanos en sentido directo e inverso al de la marcha de las agujas del reloj. El resultado es una figura de tres elementos de la Carta susceptible de ser interpretada, obteniendo con ello una mayor profundidad de atisbo psicológico.

La simplicidad de esta técnica radica en que lo que observamos a través de ellas son los procesos internos de captación de la realidad. En las relaciones planetarias que se establecen a través de los aspectos podemos observar cómo un individuo se relaciona con el mundo exterior. Cada aspecto representa un modo de relación, una transacción de energías planetarias que se sintetizan y se funden a través de un individuo. En cambio, a través de los Encuadramientos, lo que obtenemos es una impactante información de lo que ocurre en capas muy profundas de nuestro ser, el laboratorio personal en donde creamos un proyecto que se erigirá en la realidad que finalmente llegará a ser tangible. Comparativamente, los aspectos nos hablan de lo que salta a la vista, mientras que los Encuadramientos nos hablan de lo que no se ve a simple vista pero que constituye la principal raiz motivadora de todos nuestros actos externos. A diferencia de los aspectos, que relatan meras situaciones “estáticas”, los Encuadramientos describen procesos psicológicos tremendamente complejos. La interpretación convencional con aspectos da prioridad a situaciones perfectamente visibles, mientras que a través de los Encuadramientos podemos detectar un campo de actividad psicológica que usualmente permanece oculto ante nuestros ojos. A través de los aspectos observamos lo que la persona hace, y a través de los Encuadramientos podemos llegar a percibir cómo lo hace.

A través de los Encuadramientos penetramos en el nivel alquímico de la vida e investigamos lo que ocurre dentro de una persona mientras las cosas suceden en el plano de la mera apariencia. A través de los Encuadramientos nos damos cuenta de que la realidad exterior nace en la medida en que somos conscientes de nuestros procesos interiores. Los Encuadramientos indagan en la intimidad de la realidad tangible, la que reside en el interior del individuo.

Gracias a esta técnica perforamos la realidad interna de las cosas a través de una exaltación consciente del lado más dual de la vida y de nuestra realidad interior, dimensión desde la cual es posible activar el sentido más profundo de nuestra libertad como individuos. De esta manera, al potenciar la comprensión de procesos ocultos, favorecemos los mecanismos de autotransformación, elevando así la práctica de la Astrología.

Con los Encuadramientos, para analizar elementos de nuestro mapa psíquico, utilizamos estructuras formadas por tres puntos. Estos tres puntos tienen, dentro de la estructura, funciones bien diferentes: De los tres, dos constituyen la base del argumento y el tercero actúa como guía que nos informa sobre la base formada por los otros dos. Esta técnica basa su funcionamiento en que el tercer elemento en la estructura triangular, el planeta encuadrado, es el que simboliza el arquetipo a potenciar para mejorar el rendimiento psicológico de toda la figura en su conjunto. El resultado de la práctica interpretativa con Encuadramientos es el fortalecimiento de la percepción que tenemos de la Carta Natal.


Aproximación a un método de trabajo
Conceptos-clave para la interpretación de los Encuadramientos.

Antes de ponernos a interpretar los Encuadramientos a cada planeta deberemos tener en cuenta algunos elementos de gran importancia que nos ayudarán a comprender la dinámica de esta técnica. Estos son los conceptos:

1.- Encuadramiento:
Figura astrológica formada por un planeta, que consideraremos foco, punto central o elemento encuadrado, y por otros dos planetas, los encuadradores, que son los que aparecen a un lado y a otro del elemento encuadrado independientemente de la distancia que medie entre ellos.

Por ejemplo, en la Carta adjunta: Mercurio aparece encuadrado entre el Sol y Venus.

2.- Foco, Punto Central o Elemento Encuadrado:
El elemento focal de cada trío es el que aparece situado entre los otros dos. Su función es propiciar la fusión de significados de la totalidad de la figura. Pueden ser elementos focales todos los planetas, ambos nodos lunares, ángulos, e incluso determinados puntos medios.

En el ejemplo anteriormente citado, Mercurio resultaría ser el planeta encuadrado si hubiésemos decidido analizar a fondo su papel en tal Carta Natal.

3.- Encuadradores:
Encuadrador es aquel planeta que, tras haber puesto nuestra atención en un foco, nos lo encontramos en dirección a las agujas del reloj partiendo de la posición natal de dicho foco. El otro encuadrador será aquel planeta cuya posición será la opuesta al sentido de las agujas del reloj. En ambos casos no importará la distancia angular que se tengan entre si, ni tampoco la distancia que medie entre cada uno de ellos y el elemento focal o planeta encuadrado. Se recomienda que únicamente sean tenidos en cuenta como elementos encuadradores los planetas.

En el ejemplo anteriormente citado, el Sol y Venus son encuadradores de Mercurio.

4.- Encuadramientos de 1er. orden:
Cualquier Encuadramiento en el que el foco o punto central sea el Sol, la Luna, Saturno o Urano. A estos planetas se les puede considerar como los más importantes de toda la jerarquía planetaria.

5.- Encuadramientos de 2o. orden:
Cualquier Encuadramiento en el que el foco o punto central sea el Ascendente, el Medio Cielo, el Fondo del Cielo o el Descendente, y sus respectivos regentes.

6.- Encuadramientos de 3er. orden:
Cualquier Encuadramiento en el que el foco o punto central de análisis sea Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Neptuno, Plutón, Quirón, Nodo Lunar Norte, Nodo Lunar Sur, y cualquier otro factor que el intérprete desée considerar.

7.- Encuadramientos simples:
Cualquier Encuadramiento en el que los encuadradores sean planetas personales: Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter o Saturno. Cuando un planeta cualquiera aparece encuadrado por dos de estos planetas, sus funciones se expresan con fluidez y según algún tipo de canal aceptado socialmente.

El ejemplo puesto más arriba constituye un Encuadramiento simple.

8.- Encuadramientos complejos:
Cualquier Encuadramiento en el que los dos planetas encuadradores, o uno de los dos, sean Quirón, Urano, Neptuno o Plutón. Cuando un planeta personal aparece encuadrado por uno o por dos planetas transpersonales, la expresión de su papel en la Carta Natal aparece latente o bloqueada y es necesario algún tipo de esfuerzo o propósito consciente por parte del individuo para que dichas funciones encuentren algún canal de expresión satisfactorio. Realmente un planeta encuadrado entre transpersonales está en un área de alta presión. En este tipo de Encuadramientos es posible pasar por alto a los planetas transpersonales que puedan actuar como encuadradores hasta encontrar algún planeta personal, quien actuará como encuadrador, y aún así, pudiendo ser la interpretación válida, estará seriamente matizada por el salto, o saltos, que hayamos podido dar.

En la Carta de ejemplo, Neptuno, el planeta encuadrado, aparece flanqueado por Saturno y Plutón, que son los encuadradores. En este caso Plutón, al ser transpersonal, nos lo podemos saltar para ir a buscar el siguiente, que en este caso es Marte, un planeta personal que adoptaremos como encuadrador de Neptuno junto con Saturno. En la interpretación deberemos tener en cuenta que hemos prescindido de Plutón para adoptar a Marte como encuadrador.

9.- Encuadramientos superiores e inferiores:
Llamaremos encuadrador superior al primer planeta que nos encontremos en dirección a la marcha de las agujas del reloj desde el elemento que hayamos adoptado como focal. El encuadrador inferior es aquel planeta con que nos encontraremos primeramente al partir del elemento focal en sentido inverso al de la marcha de las agujas de un reloj.

El planeta que actúa como encuadrador superior está psicológicamente más integrado de forma inconsciente y está más sujeto a presiones sociales que nos llegan a través de la familia. El planeta que actúa como encuadrador inferior está más cerca de la libre voluntad del individuo y su expresión está menos condicionada socialmente. Su expresión consciente crece con la persona.

En la Carta adjunta adoptamos a Júpiter, por ejemplo, como planeta encuadrado, y por lo tanto Saturno y Luna se constituyen en sus encuadradores. Saturno es el encuadrador superior, y Luna es el encuadrador inferior.

10.- Encuadramientos al punto reflejo:
Además de los Encuadramientos a la posición natal de cada planeta, también es posible valorar el punto de oposición y los Encuadramientos a ese mismo punto. Este punto actúa como reflejo en el mundo exterior de lo que ocurre en nuestro mundo interno. Los puntos reflejos y sus Encuadramientos describen situaciones en donde podemos ser fácilmente enajenados por circunstancias externas, y también en donde solemos caer en visiones deformadas del mundo exterior y de nuestro lugar en el entorno. Por otro lado, los encuadradores al punto reflejo nos ofrecen una valiosa información acerca de los efectos que nuestras actitudes, decisiones y opiniones causan en el mundo que nos rodea, así como de la idea que se tiene de nosotros en el exterior.

En la Carta adjunta, si adoptamos como foco de nuestro interés a Saturno observamos que los planetas que encuadran al punto reflejo son Sol y Urano.



LOS ENCUADRAMIENTOS PLANETA POR PLANETA

En esta sección daremos una orientación acerca de qué tipo de información cabe esperar si consideramos a cada planeta como el foco de la figura formada por el Encuadramiento. Debemos recordar que entre los planetas encuadradores y el planeta encuadrado existe una relación simbiótica, tal como si se tratara de una conjunción virtual. La fluidez expresiva del planeta encuadrado depende directamente de los encuadradores, y la función que esos mismos encuadradores tienen con respecto a la Carta está directamente influida por el foco o planeta al que encuadran.

El SOL y sus Encuadramientos
Si tomamos al Sol como foco de un Encuadramiento podremos obtener una información de en qué consisten y en dónde se centran nuestros deseos, así como de qué manera podemos llegar a influir en las cosas (de acuerdo con la Casa en que se encuentre el Sol). Los planetas que encuadren al Sol nos indicarán de qué herramientas disponemos para hacer que las cosas funcionen de acuerdo a nuestros intereses. Esos planetas indican sendos estímulos que dan sentido a nuestra vida, los móviles que provocan en nosotros la acción y la consiguiente evolución de la conciencia. Si los planetas que encuadran al Sol son planetas personales, no nos costará mucho saber de qué característica personal disponemos para cumplir con las expectativas que tenemos depositadas en la vida. Si los encuadradores son planetas transpersonales probablemente nos resultará bastante difícil conocer cuál es nuestro auténtico interés personal en la vida. En ese caso podemos recurrir a saltarnos el planeta transpersonal que encuadre al Sol e ir a buscar el siguiente planeta que sea personal. Aún recurriendo a este salto, la mayoría de ejemplos de que dispongo pertenecen a personas que han debido de transformar su vida profundamente a través de experiencias límite.

La LUNA y sus Encuadramientos
La Luna como planeta focal en un Encuadramiento nos va a informar de nuestra facilidad o dificultad para aclimatarnos a las demandas de la vida cotidiana, así como de nuestra capacidad para amoldarnos y adaptarnos a las circunstancias o a otras personas. También nos dice de aquello que deberemos ofrecer de nosotros mismos para obtener una mejor relación emocional con nosotros mismos y con nuestro entorno. Nuestras relaciones con la familia también son asignables al significado astrológico de la Luna. Y también la Luna constituye la base de nuestro temperamento. En otro nivel de significado, los planetas que encuadran a la Luna describen nuestro talento natural potencialmente utilizable en la vida cotidiana.

Cuando los encuadradores de la Luna son planetas personales la persona suele gozar de un tipo de capacidades heredadas que le ayudarán a desenvolverse en el escenario cotidiano, y la persona no siente la necesidad de cuestionar drásticamente el entorno familiar ni lo que ha recibido como legado caracteriológico. Si los encuadradores son planetas transpersonales, el individuo se percibe emocionalmente a si mismo como inadaptado ya desde su propio núcleo familiar. En este caso, para disfrutar de sus recursos personales y de su talento natural, la persona deberá pulverizar y cuestionar constructivamente el legado temperamental transmitido por la familia.

La Luna y sus posibles encuadradores nos aclaran qué tipo de situaciones o actividades necesitamos para sentirnos bien. Por ejemplo, Mercurio como encuadrador de la Luna nos podría indicar que del trato con los demás en el nivel de intercambio de ideas puede resultar una actividad que facilite nuestro bienestar emocional. El otro encuadrador nos podría informar del tipo de ideas que preferiríamos tratar en una conversación.

MERCURIO y sus Encuadramientos
La posición natal de Mercurio y sus encuadradores nos pueden ilustrar sobre el tipo de cosas que motivan nuestro interés inicial por algo, la excusa primera para poder llegar a profundizar sobre cualquier tema. Los Encuadramientos a Mercurio también son indicadores del tipo de pensamientos que más frecuentemente pasan por nuestra mente, cómo estos se procesan, y cómo buscan referentes externos que les den veracidad. Por lo tanto Mercurio trata de nuestra capacidad indagadora, procesadora e investigadora de las cosas que ocurren a nuestro alrededor que puedan llegar a ser referentes de nuestra actividad mental.

Cuando los encuadradores son planetas personales, los puntos de referencia externos que se constituyen en sustentadores de la actividad mental de un individuo acostumbran a ser cosas que saltan a la vista, elementos que son constatables por cualquier otra persona, lo que psicológicamente se denominaría pensamiento convergente. En cambio cuando alguno de estos encuadradores es un planeta transpersonal la persona puede sentirse inicialmente como inadaptada intelectual, que suele sentir interés por temas que el entorno no comprende, situación ésta que se asimilaría al pensamiento divergente. Estas últimas pueden ser personas con un fuerte potencial intelectual frecuentemente valorado o utilizado por debajo de sus posibilidades. Cuando más tarde la propia persona acepta su propia divergencia mental puede llegar a convertirse en un intelectual pionero en ideas o en algún tipo de talento investigador.

VENUS y sus Encuadramientos
De la posición natal de Venus y sus encuadradores podemos esperar un nivel de información que afectará a multitud de cosas, todas ellas con un común denominador: la procura del bienestar más allá de la pulsión emocional, con la consiguiente elevación a rango cultural de necesidades personales de todo tipo. La afectividad, el sustento material, y toda necesidad alimentaria, encuentran la posibilidad de refinamiento a través de Venus. Venus rige la belleza captable por los sentidos (Tauro), la posibilidad de compartir esta misma belleza junto con otras personas (Libra), y la fusión hacia un nivel transpersonal en el que sea posible disfrutar de una percepción total de la vida sin ningún aderezo que la falsifique (Piscis). Venus también nos remite a la satisfacción íntima de los sentidos a través de pequeñas recompensas. Estas recompensas están indicadas por la posición por Casa de Venus y también a través de los Encuadramientos en los que Venus ocupa el punto focal. Así, si los planetas encuadradores son personales, la persona tenderá a buscar esas pequeñas recompensas a través de estímulos que estén al alcance de la mano. Por otro lado los encuadradores nos indicarán el estilo, la forma o la actitud que un individuo aplicará para conseguir eso que desea. Si los encuadradores son planetas transpersonales nos podemos encontrar con actitudes que no encuentran posibilidad de satisfacción a corto plazo, excepto que el individuo haga un esfuerzo de concienciación de sus necesidades, las admita y encuentre el canal adecuado para conseguir satisfacción.

Venus también tiene que ver con la búsqueda de pequeños ideales que justifican la lucha por la vida y que sirven como preámbulo de un encuentro posterior con niveles de mayor contenido espiritual (recordemos que Venus se exalta en Piscis). Estos pequeños ideales pueden encontrar apoyo en el amor que damos y recibimos de los demás. En este sentido los planetas encuadradores de Venus pueden indicar ciertos rasgos de carácter de nuestra identidad que necesitan apoyo y comprensión a través de encuentros de fuerte calado emocional con otras personas. Ni que decir tiene que los planetas personales encuadradores de Venus favorecerán un tipo de encuentros con los demás dentro de unas coordenadas convencionales, y, por contra, los encuadradores transpersonales dificultarán el contacto íntimo satisfactorio entretanto la persona no adopta una actitud de valiente reconocimiento de sus necesidades afectivas.

MARTE y sus Encuadramientos
Nuestro Marte natal nos habla del nivel de energía que debemos aplicar para llevar adelante nuestros objetivos. Hace referencia a la forma concreta que un impulso necesita para ejercer un impacto en algún lugar del mundo. La Astrología tradicional ha tomado a Marte como planeta maléfico, agresivo, discordante, y por lo tanto antagónico ante lo que usualmente llamamos paz, felicidad y bienestar. Y sin embargo la acción de Marte es necesaria para elevar el nivel de paz y bienestar a través de conflictos que pongan al día nuestras reales necesidades, que si no fuera por la acción de este planeta se habrían quedado estancadas. Marte es el planeta que los antiguos conectaron con la guerra y la disputa, pero también con la motivación que propicia el descontento por las cosas cuando están demasiado tiempo apalancadas. La Casa en donde está Marte augura luchas en pro de la evolución. En su vertiente física y emocional, recordemos que Marte es el regente de Aries y de Escorpión, su acción conllevará una agudización de conflictos, punto éste absolutamente necesario para sentirnos vivos. En su vertiente espiritual, Marte se exalta en Capricornio, signo de la superación personal y del autoperfeccionamiento, y por lo tanto, la acción de este arquetipo también participa de este otro principio: Siempre podemos hacer las cosas mejor, no nos podemos contentar con lo habido, etc,... Los Encuadramientos en los que Marte participa como planeta encuadrado hacen referencia a sendas actitudes personales que son manifiestamente mejorables, ya sea esta actitud motivada por exigencias que provengan del mundo exterior, ya sea motivada por anhelos de autoperfeccionamiento.

Cuando los encuadradores son planetas personales, las actitudes a mejorar son perfectamente identificables por el propio individuo, pudiendo de esta manera encontrar el camino más apropiado para la acción que le lleve a mejorar sus logros. Por contra, cuando los encuadradores son planetas transpersonales, la persona puede permanecer ignorante o desmotivada durante determinadas etapas de su vida, al no encontrar el canal adecuado para liberar sus impulsos. Me he encontrado con más de un caso en el que las personas con Marte encuadrado entre planetas transpersonales, que han seguido una carrera profesional convencional de éxito pero totalmente insatifactoria y foco de crisis de identidad, finalmente han optado por una solución sumamente arriesgada, heroica, y desafiante para su entorno, pero tremendamente eficaz a largo plazo. Realmente los encuadradores a Marte necesitan ser elevados de nivel para sentirnos vivos. Recordemos que Marte está exaltado en Capricornio.

JÚPITER y sus Encuadramientos
La posición natal de Júpiter describe una buena parte de lo que vendríamos a llamar, por un lado, nuestro fondo moral y nuestro repertorio de creencias acerca del mundo, de la gente, y de nuestro propio lugar en el engranaje social, y en otro aspecto también ofrece información del relieve potencial que nuestra presencia podría proyectar en el grupo en el que uno se sienta formar parte (familia, entorno laboral, etc,....), algo así como una característica de nuestra individualidad que necesita de un apoyo explícito de los demás para que llegue a tomar conciencia y así nos ayude a conocer quiénes somos en realidad. En realidad sin interacción social y sin cooperación en alguna tarea grupal nos quedaríamos sin una información esencial de nosotros mismos. A través de la acción de Júpiter nos enteramos de nuestra valía social, y también de nuestros defectos como individuos. Y Júpiter también es el indicador primordial de nuestra inclinación vocacional proyectable en algún modelo de referencia aceptado socialmente, al tiempo que refiere a aquellas características que la educación convencional ha potenciado favoreciendo ciertos aspectos de nuestro vida. Cuando Júpiter aparece encuadrado por dos planetas personales, probablemente dispondremos de un buen sendero para que nuestra inclinación vocacional pueda encontrar el reconocimiento social que corresponda a sus valores, y nuestras ideas encontrarán la promoción adecuada. También es verdad que la persona con un Júpiter que esté encuadrado por planetas personales habrá formulado sus deseos en concordancia con un esquema de valores aceptado socialmente. Si los encuadradores resultasen ser planetas transpersonales, los elementos para el desarrollo moral, ideológico y social habrán sido expresados inapropiadamente para los valores que deséemos proyectar, la cuestión vocacional habrá sido objeto de sucesivas crisis personales al no encajar fácilmente con algún modelo aceptado socialmente, y nos será difícil encontrar la comprensión de los demás ante nuestra forma de pensar.

Júpiter también está relacionado con los votos ideológicos o morales, decisiones que se toman en la infancia acerca de cómo quisieramos que nuestra vida llegase a ser. Este voto queda alojado en nuestro subconsciente, y así nuestra vida se va transformando de acuerdo con esos pensamientos morales que se convierten en asunto sagrado que hay que llevar a la conciencia para así convertir nuestros pensamientos y nuestros actos en un Todo consciente. Si Júpiter está vinculado a los Nodos de la Luna, probablemente este credo se haya formulado en otra dimensión, y por lo tanto venga cargado con una fuerza especial.

Los encuadradores de Júpiter describen tanto el tipo de cosas o personas que solemos mitificar, como a través de qué tipo de actitudes personales quisiéramos ser mitificados o reconocidos. Al estar Júpiter exaltado en Cáncer, es muy posible que la función mitificadora, y el contenido mismo de los mitos personales, se haya estado formulando en algún momento de los primeros doce años de la vida de una persona. Durante el primer ciclo de Júpiter se formula el primer esbozo ideológico y mítico que después se irá puliendo y revisando coincidiendo con las fases significativas de los ciclos posteriores. Cada doce años se produce una renovación del modelo mítico formulado en algún momento del primer ciclo de Júpiter. Si los encuadradores de Júpiter son planetas personales es posible visualizar claramente cuál puede ser el retrato robot de determinadas características personales que esperamos que la sociedad nos reconozca. También es posible entrever qué tipo de personas constituyen para nosotros un modelo deseado de conducta, de éxito y de aceptación social. Los encuadradores de Júpiter representan el tipo de valores que ensalzamos o que consideramos dignos de desarrollar. Otra cosa es poder y querer configurar un tipo de vida congruente con dichos valores.

Si los encuadradores fuesen planetas transpersonales es posible que la persona no tenga claro qué tipo de facetas desea desarrollar socialmente, ni tampoco tenga claro cuál es el modelo de conducta a través del cual inspirarse. En este caso, la persona debe hacer un esfuerzo para aclarar cuáles pueden ser sus móviles sociales y vocacionales.

Los encuadradores ponen en evidencia los mitos familiares. Si los encuadradores son planetas transpersonales, suelen aflorar a la conciencia los mitos no aceptados de la familia. Está claro que Júpiter guarda relación con el afloramiento al plano consciente de determinados aspectos del mito familiar. Los planetas que encuadran a Júpiter describen facetas del mito familiar que el individuo va a poner en relieve en su propia vida. Los encuadradores, si son planetas personales, aludirán a características que la sociedad y la familia están dispuestas a potenciar, características que el propio individuo expresará de acuerdo con los parámetros culturales convencionales. Si los encuadradores fuesen planetas transpersonales, la persona pondrá en evidencia aspectos del mito familiar que pueden resultar molestos o desafiantes, o bien su forma de expresar y de aplicar estos principios arquetípicos en la vida resulta molesta o desafiante. Con la madurez, especialmente en algún momento entre los 35 y los 42 años, la persona con un Júpiter con este encuadramiento natal sufrirá la transformación que le permita encontrar un lenguaje adecuado a sus intereses sociales.

En realidad el encuadramiento de Jupiter es la caja de resonancia de ciertas aspiraciones familiares que los padres delegan inconscientemente en sus hijos. Quien crea en la doctrina de la reencarnación podrá observar cómo en los encuadradores de Júpiter residen sendas funciones espirituales que los hijos deben ejercer con respecto a sus padres. La entidad espiritual que luego será el bebé escoge a unos padres con la intención de transmitir una enseñanza. En la medida en que los niños reflejan y amplifican ciertos valores familiares, su función es la de alumbrar y ayudar a los padres a que estos descubran y comprendan aspectos de su propia saga familiar que de otra manera serían pasados por alto. Realmente los hijos son los maestros de sus propios padres.


SATURNO y sus Encuadramientos
A Saturno se le relaciona con todo aquello que requiere tiempo, dedicación y esfuerzo, con las recompensas a largo plazo, con lo que se consigue con autocontrol y sabiduría, con lo que aprendemos de la vida y que enriquece el acerbo cultural individual, con la satisfacción del deber cumplido, y con lo que usualmente denominaríamos camino hacia la madurez y el temple personal.

La Astrología otorga a Saturno la administración de los límites de la conciencia, aquel estado del Ser asumible por la mayoría de los individuos, el grado de percepción del mundo y de uno mismo al que se puede llegar a través de los propios sentidos. A partir de ahí estaría situado el umbral que nos llevaría a la esfera transpersonal, un estado de la conciencia situado por encima de la percepción habitual y que requiere de una entrega sin condiciones. Saturno regiría aquel condicionante imprescindible para acceder a la dimensión transpersonal, algo así como la válvula que abriría o cerraría el acceso. Si nuestros límites no están bien asumidos, el paso de una dimensión a otra puede ser inconsistente o desembocar en frustración.

La Astrología Kármica asigna a Saturno la función de transmisor de la cultura familiar, en especial de aquellos rasgos en los que la familia ha tenido una actitud persistentemente errónea. Desde esta perspectiva, la función de Saturno se proyecta aquí como el esfuerzo que todo individuo debe aplicar para subsanar, reparar o mejorar aquellas características familiares por las cuales se han cometido errores. Los aspectos que reciba nuestro Saturno natal, y en especial su posición por Casa y el encuadramiento del que forme parte, nos darán pistas concluyentes sobre la dirección a la que deberemos mirar para encontrar la piedra en la que la familia siempre ha estado tropezando, y que también resulta ser nuestro particular talón de Aquiles. El terreno propicio para desarrollar este trabajo son las relaciones interpersonales más significativas y necesarias para nosotros. No olvidemos que Libra es el signo de exaltación de Saturno.

Cuando Saturno se encuentra encuadrado entre planetas personales, la linea de esfuerzo a aplicar para mejorar nuestras actitudes heredadas se circunscribirá a algún ámbito convencional, y los problemas que a esa persona se le presenten tendrán muchos elementos de concreción relacionados con situaciones bien tangibles. La piedra sobre la que se tiene tendencia a tropezar está bien delimitada. En cambio, cuando los encuadradores de Saturno resulten ser planetas transpersonales, el origen y la categoría de los problemas vitales de un individuo tendrá un fuerte componente metafísico, con la consiguiente dificultad para encontrar la causa de las frustraciones familiares en algún área definida. Probablemente la temática de esta área guardará relación con anhelos inconscientes que no han encontrado vía para su expresión.

Saturno resulta ser algo así como la asignatura que hay que aprobar para alcanzar nuestro techo personal. Si los encuadradores son planetas personales, el objetivo puede centrarse en algún tipo de actitud orientada hacia objetivos tangibles. Si por contra, los encuadradores son planetas transpersonales el objetivo apuntará al descubrimiento en el mundo interior de las causas que configuran el motivo de frustración heredado por vía familiar. En este caso la paciencia, la persistencia y el temple deberán ir dirigidos, más que a conquistar objetivos obvios, a profundizar sobre metas tales como libertad interna, espiritualidad, desapego, servicio desinteresado, etc,..., y especialmente al saber olvidar y al saber perdonar a nuestros progenitores por lo que hicieron o dejaron de hacer.

QUIRÓN y sus Encuadramientos
A Quirón se le suele relacionar con actitudes personales relacionadas con la inhibición en la autoexpresión, con la timidez, con el temor al ridículo, etc,.... y con las consecuencias que se derivan de todo ello en el plano emocional y de creencias. Quirón también tiene que ver con el talento que llevamos reprimido en nuestro interior debido a la educación convencional que recibimos en la infancia, con un ramalazo que una mayoría suele tapar pensando en que dejar suelto cierto potencial podría ser una amenaza para el sistema. Por lo tanto, Quirón también guarda relación con la energía creativa que reprimimos y las consecuencias no solo en el plano emocional e ideológico sino también en el físico que se manifestará a través de enfermedades u otro tipo de situaciones paralizantes. Quirón también representa todo intento revolucionario de cambiar este tipo de situaciones: es la enfermedad y a la vez su propio antídoto, con el cuestionamiento personal que todo ello conlleva.

En los Encuadramientos a Quirón podremos encontrar nuestro talento reprimido, las vocaciones perdidas, o tendencias negativas en cuanto a salud,... Pero esta represión no debe suponerse forzada, más bien al contrario, esos planetas representan actitudes a través de las cuales deseamos complacer a los demás adaptándonos a lo que ellos esperan de nosotros. Representan rasgos que corren el riesgo de ser prostituidos por nosotros mismos. Los planetas que encuadran al Quirón natal representarán aspecto de uno mismo que en el pasado utilizamos para poder encajar mejor en la trama social y cultural de la que en aquel momento sentimos formar parte. De acuerdo con las fases del ciclo quironiano, con la madurez de los individuos, esos planetas deberán ser encauzados progresivamente para cumplir las propias expectativas, no las de la sociedad. Si estos encuadradores son planetas personales, las vocaciones frustradas por el sistema educativo han podido inspirarse en algún modelo tangible y, en cierto modo, cuentan con la esperanza de ser revisadas con posibilidades de éxito en la edad en la que Quirón completa su ciclo: alrededor de los 50 años. Esta edad supone la definitiva vuelta de tuerca en cuanto a tomar la vida como un proceso creciente de compromiso personal. En cambio, cuando los encuadradores son planetas transpersonales el individuo suele transformar sus inhibiciones personales a través de alguna forma de actitud crítica y reformadora de la sociedad, corriendo el riesgo de proyectar sobre ella la misma la incomprensión que él mismo recibió en el pasado. La actitud de estas personas puede oscilar entre la automarginación y el compromiso social.

Los Encuadramientos en los que Quirón participa también guardan relación con potenciales problemas de salud, la mayoría de ellos debidos al talento creativo no expresado satisfactoriamente. En este caso los encuadradores correspondientes rigen las zonas corporales sobre las que hay más tendencia a somatizar la inhibición o la timidez.

URANO y sus Encuadramientos
La posición natal de Urano describe aquel tipo de situación que está condenada a cambiar, a experimentar la transitoriedad de la vida, por más controles que se le pongan. Cuantos más controles, más convertimos nuestra zona uraniana en una bomba de relojería. No solo los procesos de liberación a gran escala están regidos por el Urano astrológico, sino también la tendencia a negar la dirección de nuestro destino a través de cadenas de las cuales podríamos perfectamente liberarnos, pero que gracias a ellas el sistema social se perpetúa. Al estar considerado Urano como planeta transpersonal, entendemos que los procesos de liberación no son solo meros actos rebeldes que de vez en cuando proyectamos sobre el mundo externo, sino que son algo más. En realidad los procesos uranianos son confabulaciones cósmicas en donde la sincronicidad de sentimientos, pensamientos, encuentros con otras personas, y demás acontecimientos difíciles de clasificar nos ponen psicológicamente al borde mismo de la apertura súbita a un nivel más elevado de la conciencia.

Los Encuadramientos en los que participa Urano describen lo que debería cambiar inmediatamente de nosotros mismos en aras a facilitar posteriores transformaciones más profundas. También señalan lo primero que retumba en cualquier proceso de cambio, la puerta que se abre y que posibilita la acción de energías cósmicas. Cuando los encuadradores a Urano son planetas personales podría decirse que la persona en algún momento de su vida va a cambiar drásticamente la dinámica usualmente asignada a esos mismos planetas. El cambio puede ser realmente evidente y tangible. Cuando los encuadradores son planetas transpersonales, los cambios ocurren de forma más imperceptible, en el plano psicológico.

En otro orden de cosas nuestro Urano natal puede describirnos qué es lo que estaba ocurriendo en el entorno familiar alrededor del momento y lugar de nuestra llegada al mundo. Por ejemplo, un Urano encuadrado entre el Sol y la Luna puede indicar un cambio drástico en la relación entre los padres en el momento del nacimiento de un hijo.

NEPTUNO y sus Encuadramientos
Los arquetipos asociados a aquellos planetas que consideramos transpersonales refieren siempre a facultades que no utilizamos habitualmente, y ni mucho menos voluntariamente. Neptuno es el arquetipo que mejor describe el lado más paranormal de la vida. Su posición natal por Casa nos indica una zona de intereses que usualmente es motivo de confusión, en donde el Ego se siente amenazado, o en donde parece que sólo es posible el milagro, siempre que no se espere ni se pretenda. En cualquier caso, para que esa zona de intereses pueda funcionar satisfactoriamente debemos activar ciertos resortes mentales a los que no solemos acceder en el estado normal de conciencia.

El descubrimiento de Neptuno coincidió con las primeras aplicaciones de anestesia con éter en ciertas intervenciones médicas, y con el despunte de la hipnosis, que posteriormente fue introducida progresivamente en psicología, psiquiatría y medicina. De alguna manera la posición por Casa de Neptuno, y también los Encuadramientos de los que forme parte, indican aspectos de nuestra vida que requieren de un acceso a zonas mágicas y ocultas de la mente. Para una persona no entrenada, el Neptuno natal puede indicar una zona de frustración y angustia que podría traducirse en alguna forma de adicción o dependencia patológica hacia algo. Con Neptuno el esfuerzo debe ir dirigido hacia el interior, no hacia la consecución de metas externas materiales. En todo caso el éxito externo sobrevendrá como consecuencia del trabajo psíquico.

Neptuno y Júpiter rigen el territorio común de las creencias: creencias ideológicas conscientes (Júpiter), y creencias inconscientes e irracionales articulables a través de lo que normalmente llamaríamos fe o devoción transpersonal (Neptuno). Los Encuadramientos en los que Neptuno es focal marcan un campo poderosísimo de actividad psíquica que deriva insospechadamente sobre todo tipo de resultados externos tangibles, los cuales a menudo parecen no ser efecto de alguna causa conocida si se observan desde el análisis racional. Con un Neptuno activado desde la conciencia de la acción del psiquismo se podría llegar a vislumbrar el hilo mediador entre las causas psíquicas y los efectos físicos de cualquier acto en el que participemos directa o indirectamente. A través de Neptuno podemos percibir cómo el esfuerzo personal no siempre está recompensado con la concretización de objetivos, es más, aquí el excesivo esmero y cuidado consciente puede derivar en fracaso sin que uno pueda saber por qué. Con Neptuno nuestro éxito en la vida no depende de nosotros solamente, sino que la percepción de uno mismo como un elemento más del Cosmos es el elemento que puede favorecer el flujo de cosas.

Cuando la fe hace acto de ausencia en la vida de un individuo, las dependencias y las patologías adictivas empiezan a mermar la identidad personal. Así, hay personas con adicción al trabajo, al sexo, a la televisión, a la comida, a ciertas substancias, a ideas, a grupos, a sectas, e incluso a otras personas, etc,...., y todo ello para acallar la insatisfacción espiritual, por no aceptarse a uno mismo y al mundo tal como es, para atenuar el impacto de la temida realidad. Los planetas que encuadran a Neptuno pueden resultar afectados por la espiral adictiva que acabo de comentar. Cada uno de esos planetas representa un aspecto de nuestra persona que clama silenciosamente por una vida más elevada fuera de la lucha mundana, la enajenación y la competividad que el sistema social alimenta. Si los encuadradores son planetas personales, los motivos y los efectos de posibles conductas adictivas están bien definidos. Si los encuadradores fuesen planetas transpersonales nos situaríamos ante individuos a los que les resulta difícil enmarcar su problemática con suficiente concreción. En este caso las patologías adictivas podrían ser endémicas de todo un amplio grupo generacional, de aquí la dificultad para enmarcar y concretizar el problema.

La posición natal de Neptuno y el mismo encuadramiento del que forme parte indican objetivos transpersonales de los que uno no suele ser consciente, que son los que realmente dirigen nuestro destino. Neptuno representa la acción oculta del Plan Maestro más allá de cualquier planteamiento o deseo personal consciente.

PLUTÓN y sus Encuadramientos
Plutón comparte con Neptuno ciertos elementos comunes como que ambos representan energías que a través de su experimentación nos ponen en contacto con dimensiones de la vida a las cuales no solemos acceder ni conscientemente, excepto que haya habido algún tipo de revelación, experiencia cumbre o entrenamiento psíquico. Por otro lado Plutón también comparte funciones con Saturno, ya que ambos remiten a ciertos aspectos de la Sombra. A través de Saturno nos sensibilizamos ante el paso irreversible del tiempo y la creciente cercanía de la muerte. Con Plutón podemos llegar a captar la energía que desprende la muerte a través de, por ejemplo, pérdidas emocionales, obligándonos a cuestionar nuestro lugar en la trama vital que el tiempo ha ido tejiendo. A través de Plutón podemos observar cómo la muerte es un episodio más de la vida. Que la vida y la muerte no son experiencias antagónicas sino análogas, que la muerte forma parte de la vida y que el auténtico contenido de las cosas se destapa cuando su forma material ya ha cesado. A menudo nos damos cuenta del significado de una relación cuando la relación misma ya ha acabado. La muerte de seres queridos, una vez concluida la fase de duelo, nos revela cosas que en vida de esas personas no hubiésemos sospechado. Todo ello nos da a entender que el flujo de energía no cesa con la muerte de algo preciado para nosotros sino que los contenidos de ese algo se enrriquecen con la cesación de la forma tangible. De esta manera caen los apegos y captamos espacios de realidad más amplios, profundos y significativos.

Plutón se descubrió coincidiendo con la amenaza de crack en el sistema capitalista. Hubo personas que perdieron todos sus bienes, con las consiguientes crisis personales y familiares que en muchos casos desembocaron en suicidio. Posteriormente se ha ido viendo cómo el sistema no solo prosiguió sino que lo hizo con más fuerza. Alrededor de 1930, año del descubrimiento de Plutón, también empezaron a emerger y a tener reconocimiento las teorías psicoanalíticas de Freud. Si en coincidencia con el descubrimiento de Neptuno se empezó a utilizar la anestesia con éter (supresión momentánea del consciente), aquí, con Plutón, a través del psicoanálisis, presenciamos cómo el inconsciente puede llegar a ser racionalizable para elevarlo al plano de conciencia. En cualquier caso, las posiciones natales respectivas de Neptuno y de Plutón refieren a zonas de nuestra vida sobre las que recaen fuertes presiones cósmicas.

A través de la posición natal de Plutón es posible observar el papel que la muerte tiene en todo tipo de procesos, no solo en los de regeneración, sino también en los de transmisión de herencias. Las herencias plutonianas pueden ser económicas, de carácter, de actitud ante la vida, con contenido ideológico o transmisoras de emociones, o todo al mismo tiempo. Muchas cosas en nuestra vida pueden cambiar radicalmente de orientación a raiz de la muerte de un familiar o de cualquier otra persona con quien hayamos tenido una relación significativa. Como acabo de indicar, la herencia puede abarcar rasgos de carácter o actitudes ante la vida. Si los rasgos que nos parecen negativos o incordiantes en la persona que ha muerto no son aceptados por nosotros, probablemente serán éstos los rasgos que heredaremos con consecuencias más crudas. Pero si estos mismos rasgos son aceptados, nuestra vida puede empezar a ser más satisfactoria, regenerando y cambiando de sentido las actitudes inicialmente rechazadas. Por ejemplo, si ante la muerte de nuestro padre o nuestra madre hemos podido llegar a conciliar un aspecto de su persona que rechazábamos, ese mismo rasgo probablemente podrá empezar a desaparecer de nuestra propia conducta. Por contra, si no hemos aceptado dicha conducta, con el tiempo se irá acentuando en nuestra personalidad.

Tanto la posición por Casa de Plutón como la de los planetas que se constituyen en sus encuadradores nos informan de qué tipo de actitud ante la vida estamos destinados a heredar de nuestros padres. En la Casa en donde está Plutón podremos observar en qué área de nuestra vida repercuten las experiencias que nuestros padres vivieron con dificultad degenerando en miedo irracional, dolor o resentimiento. Los Encuadramientos nos indicarán qué actitudes concretas hemos podido heredar de la cultura familiar y que pudieron ser causa de frustración. Nuestra función en la trama vital es destapar y psicoanalizar los efectos y las posibles causas. De todo ello, a la conclusión a la que podríamos llegar es que no es posible llegar a comprender de forma definitiva el por qué de todo, y que lo que debemos hacer es fomentar el perdón y la aceptación de nuestros propios orígenes, y en especial de aquellos aspectos de la historia familiar que puedan actuar como agentes inmortalizadores de actitudes negativas.

Plutón también tiene relación con las obsesiones, las fobias, y todo el mecanismo que convierte a esta polaridad en un organismo que se retroalimenta y potencia, o se debilita y supera, según con qué actitud abordemos nuestros temores y prejuicios. Si las adicciones (Neptuno) constituyen una sensación de que algo se convierte en totalmente imprescindible para una persona, las fobias (Plutón) representan la sensación opuesta, algo que no se desea vivir, tener o experimentar pero que acaba erigiéndose en motivo de obsesión. Las fobias pueden tener una multiplicidad de manifestaciones. Puede vestirse de miedo irracional hacia algo mezclado con una atracción de igual intensidad hacia ese mismo objeto. Este objeto puede ser una experiencia o un determinado tipo de personas. También puede revestirse de deseo de vencer ciertas barreras psicológicas, todo ello mezclado con un miedo a hacerlo. En cualquier caso en el telón de fondo puede haber una buena cantidad de rabia reprimida que es transferida a situaciones que se conectan con la que causó el problema de fondo en origen, dando lugar a un mecanismo de eternización del conflicto si uno mismo no se detiene y observa su grado de participación en todo ello. Los Encuadramientos en los que Plutón sea focal se referirán a sendas actitudes de nuestro repertorio conductual que causan profundas luchas entre el miedo y el deseo de vivir. Por ejemplo: miedo y deseo de expresar sentimientos; miedo y deseo ante al dinero; miedo y deseo a tener éxito en la vida, etc,....

Los NODOS y sus Encuadramientos
Los Nodos de la Luna usualmente son tenidos en cuenta como el factor kármico por excelencia de la Astrología junto con Saturno. Pero los Nodos no solamente hacen referencia a elementos de nuestra vida cuyo origen y destino puedan guardar relación con vidas pasadas o vidas futuras. Sin desdeñar este enfoque, los Nodos de la Luna intervienen en la vida de muy diversas maneras: Como eje articulador y dotador de significado en nuestras relaciones, y como descriptor de nuestra peculiar forma de dejar atrás etapas de nuestra vida así como de nuestra peculiar forma de entrar en nuevos campos de experiencia. Además, si hiciésemos un recuento de experiencias significativas en nuestra vida, la posición natal del Eje Nodal nos ayudaría a ver que la mayoría de ellas guardan relación con el par de Casas en el que los Nodos están situados.

En donde los Encuadramientos cobran un relieve especial en su acción con respecto al Eje Nodal es en lo indicado anteriormente con referencia a cómo dejamos atrás etapas en nuestra vida y entramos en otras. El Nodo Sur describe, tanto en su posición por Signo, por Casa, y por los encuadradores que lo afectan, la forma en cómo liquidamos etapas. Los Encuadramientos nos dicen qué requisito debe producirse para dar por terminada una etapa en nuestra vida. De esta manera podemos observar, según cuáles sean los encuadradores, si la persona dará un contundente carpetazo final, o si por el contrario no acabará de despedirse de una etapa, de si le resultará fácil o difícil superar fases de la experiencia, etc...

El Nodo Norte describe la forma en cómo entramos en nuevos niveles de experiencia, y de nuestra acitud con respecto a los nuevos horizontes que se perciban. Cuando planetas personales actúen como encuadradores de uno u otro Nodo, podremos observar cómo la persona entra o sale de etapas con pleno conocimiento de donde sale y hacia donde va. Por contra, cuando los encuadradores son planetas transpersonales el individuo rara vez se percibe dueño de las decisiones que debe tomar con respecto a la finalización o inauguración de etapas en su vida.

Los ÁNGULOS y sus Encuadramientos (ASC, MC, IC y DSC)
Los Encuadramientos que afectan a los ángulos de la Carta proporcionan una información tan suculenta como cuando hablamos de Encuadramientos a cualquier planeta.

Los Encuadramientos que afectan al Ascendente nos hablarán de la percepción que una persona tiene de si mismo y de la imágen que cree proyectar. Cuando los encuadradores son planetas personales, la persona suele tener bien definida su autoimágen desde la infancia, y sus rasgos están bien identificados. En cambio, cuando uno de los encuadradores, o ambos, son planetas transpersonales, el individuo suele definir su imágen con el tiempo, en el mejor de los casos. Me he encontrado con personas, cuyo Ascendente estaba encuadrado por planetas transpersonales, que de jóvenes sufrieron graves conflictos de personalidad.

Los Encuadramientos que afectan al Descendente nos informan de lo que los demás captan de nosotros. Es algo así como el complemento de lo que nos indica el Ascendente. Cuando los encuadradores son planetas personales, al individuo le resultará relativamente fácil saber qué es lo que los demás piensan o esperan de él. El Descendente también revela una buena información acerca de cómo es nuestra actitud cuando entramos en contacto con los demás, y qué es lo que esperamos potenciar a través de una relación.

Los Encuadramientos al Fondo del Cielo nos indicarán características de nuestra familia, y de nuestro padre en particular, que resultarán especialmente notables. Si los encuadradores al Fondo del Cielo son planetas personales, constituirá una señal de una relación clara y diáfana con nuestro padre. En cambio, si los encuadradores son planetas transpersonales nos puede resultar difícil establecer qué tipo de relación hemos tenido con nuestro progenitor. En este caso resultará de interés saltarnos los encuadradores transpersonales y recurrir a los personales para acabar de definir esta figura.

Los Encuadramientos al Medio Cielo nos ofrecen una información similar a la que podamos obtener del Fondo del Cielo en relación a nuestro padre, tan sólo que aquí trasladaremos lo indicado hacia la figura materna. Por otro lado, los Encuadramientos formados por el Medio Cielo nos proporcionan elementos de interés para comprender algunas cosas acerca de nuestro lugar en la Sociedad y lo que ésta nos pide para sentirnos bien integrados a través del canal elegido que se articule entre ella y nosotros. Si los encuadradores son planetas personales, nuestro lugar en la sociedad queda claramente establecido en algún momento de la adolescencia y juventud. En cambio, si los encuadradores resultasen ser planetas transpersonales, ha podido haber problemas y frustraciones con respecto al lugar que la vida nos ha encomendado, y sólo una clarificación interna por parte del individuo puede provocar una mejora en la relación con la Sociedad. En estos casos me he encontrado con que la persona ha debido conquistar su lugar con los elementos en su contra.


CICLOS, TRÁNSITOS, PROGRESIONES,
REVOLUCIONES SOLARES, LUNACIONES Y ECLIPSES

Una bonita forma de comprobar la efectividad de esta técnica la constituye la observación en nuestra propia Carta Natal de los Encuadramientos que están más activos en el momento presente, o recapitulando eventos o etapas pasadas. La técnicas de predicción en Astrología no solo son de utilidad para vislumbrar eventos futuros sino para comprender mejor etapas pasadas y tomar conciencia del momento presente, y cada uno de nosotros tiende a utilizar una u otra técnica de dinamización de la Carta. No importa cuál de ellas prefiramos ya que todas son susceptibles de ser aplicadas en cooperación con los Encuadramientos.

CICLOS
Cuando a través de los ciclos planetarios valoramos el desarrollo y evolución de un arquetipo no solo tendremos en cuenta su posición natal por Casa, Signo y Aspectos, sino también sus Encuadramientos. Por ejemplo, el retorno de Saturno a los 29 años, el retorno de Urano a los 84, y el de Quirón a los 50, con sus respectivas fases críticas dentro de su propio ciclo, removerán no solo la posición por Casa, Signo y Aspectos, sino también el Encuadramiento natal, el cual se dejará notar en las fases álgidas de cada ciclo.


TRÁNSITOS Y PROGRESIONES
Cuando utilizamos tránsitos y/o progresiones solemos valorar la Casa y el Signo que estén activando, si hace o va a hacer aspecto con algún planeta natal, etc,..., y también podemos tener en cuenta el Encuadramiento que se esté formando como consecuencia del paso de un planeta en tránsito o progresión por un espacio delimitado por dos planetas natales.

A diferencia de la valoración de los aspectos que proyecta un planeta en tránsito o progresión sobre un planeta natal, cuyos efectos se hacen notar durante un determinado periodo de tiempo, los cuales aumentan o decrecen en función de la proximidad o lejanía que se establezca entre ambos, con los Encuadramientos, el planeta en tránsito o progresión ejerce de intermediario entre los planetas natales que eventualmente puedan actuar como encuadradores, quedando, por tanto, el planeta en tránsito o progresión como planeta temporalmente encuadrado. Más adelante este mismo planeta pasará a formar parte de otro Encuadramiento.

Dentro del periodo de tiempo que dura el paso de un planeta en tránsito o progresión por el espacio delimitado por dos planetas natales hay tres momentos especialmente importantes: las conjunciones con cada uno de los encuadradores y el paso por el punto medio formado por esos mismos encuadradores.

REVOLUCIONES SOLARES
La interpretación con Encuadramientos es aplicable aquí de diversas maneras.

Es posible interpretar los Encuadramientos que forman entre si los planetas de la Rev. Solar. También es posible valorar los Encuadramientos que forman los planetas de la Revolución con los planetas de la Carta Natal. Y son especialmente estimables los Encuadramientos que puedan formar los planetas natales ubicados en su mismo grado de la Revolución Solar en combinación con los planetas de la misma Revolución, que en este caso actuarán como encuadradores. Esto es especialmente valioso cuando hacemos esta operación con el Ascendente, Saturno, Urano, y especialmente, el Sol.

En la progresión de un grado por día del Ascendente podemos observar cómo este vector va aplicando y vitalizando cada uno de los planetas de la Revolución presagiando cierto tipo de acontecimientos dependiendo del planeta aplicado. Al valorar los Encuadramientos podemos observar cómo la progresión del Ascendente tiñe nuestra vida según los Encudramientos que se van formando al surcar por los espacios en blanco delimitados por los eventuales encuadradores. Por ejemplo: En una Revolución dos planetas forman entre si un ángulo de 83 grados. El periodo de vigencia, el momento del año en que esta relación planetaria se hace más notoria será desde que el Ascendente progresado haga conjunción con el primer encuadrador hasta que lo haga con el segundo. El periodo de tiempo en que este Encuadramiento estará preferentemente activado será de 83 días.

ECLIPSES Y LUNACIONES
Para la práctica astrológica, Eclipses y Lunaciones constituyen dos herramientas que podemos utilizar para comprender y perfilar mejor qué aspectos de nuestra personalidad o de nuestros intereses van a estar más activados para el periodo de vigencia del Eclipse o Lunación, y también aquí podemos valorar los Encuadramientos que se forman entre el Eclipse o Lunación y los planetas natales activados que puedan actuar como encuadradores.

En AstroMundial puede resultar interesante tener en cuenta los Encuadramientos que se forman a raiz de Eclipses y Lunaciones, especialmente si intervienen planetas lentos.


CONCLUSIÓN

El análisis de las relaciones interplanetarias que se forman en base a Encuadramientos presenta ciertas diferencias con respecto al análisis de los aspectos. Los aspectos nos informan acerca de la manera en cómo un individuo se desenvuelve en el mundo, y con los Encuadramientos lo que hacemos es obtener información de las capas ocultas que rigen el fondo de todo comportamiento, el cual llegará a dar sus frutos en el mundo exterior a través de los aspectos.

El análisis por aspectos y el análisis por Encuadramientos requieren de diferentes perspectivas mentales. Para sacar partido de la interpretación por Encuadramientos debemos conocer en profundidad qué niveles de información residen en cada arquetipo planetario. Una vez hecha esta revisión escogeremos la acepción más esotérica de cada planeta, y para ello nos detendremos muy especialmente en la conexión que cada planeta tiene con el signo en el que está exaltado. Por ejemplo: Al ser Libra el signo de exaltación de Saturno, los planetas que actúen como encuadradores de Saturno nos informarán en profundidad del papel que las relaciones tienen en nuestra vida. Al ser Piscis el signo de exaltación de Venus, los planetas que Venus tenga como encuadradores nos informarán acerca de nuestros anhelos ocultos, por un lado, y también de lo que estamos dispuestos a entregar de nosotros mismos que pueda mejorar el vínculo íntimo que nos une al mundo. Etc,....

Los aspectos proporcionan una información más determinista, en la medida en que el comportamiento anunciado por la relación entre los dos planetas es predecible. En cambio, con los Encuadramientos obtenemos una información que nos habla no de comportamientos y si de motivaciones, en cierto modo no predecibles, que están en contacto íntimo con el núcleo de la experiencia individual.

Una vez se ha experimentado y captado la interpretación de las relaciones planetarias por Encuadramientos se puede percibir que la información que proporcionan los aspectos es casi una anécdota que solo puede ser elevada de nivel si tomamos a estos últimos como valioso complemento interpretativo de los primeros.

La naturaleza misma de esta técnica y el nivel de interpretación que demanda no la hace fácilmente demostrable. Puesto que los Encuadramientos funcionan en un plano sutil, probablemente el astrólogo amigo de estadísticas acabará minimizando su importancia. En cambio, para el investigador que orienta su trabajo hacia si mismo y hacia el asesoramiento psicológico en profundidad, la interpretación de los Encuadramientos le ofrecerá una perspectiva que elevará el nivel de percepción que hasta entonces pudiera tener y enrriquecerá su visión, siempre y cuando no intente interpretar los Encuadramientos con el mismo resorte mental con el que interpretaría los aspectos.

El quid de esta técnica no es otro que el del “orden de los planetas en el Tema”, según anuncia Volguine en su libro “Los Encuadramientos del Sol, la Luna y los Angulos”. El orden de los planetas determina el orden en que van a ser vividos. En un Tema Natal, cada secuencia parcial de este orden (Encuadramientos) nos informa acerca de estructuras psicológicas que dan sentido a lo que finalmente podemos llegar a ver como conductas consolidadas. Algo así como la prehistoria de todo comportamiento.


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Gabriel Gutiérrez
gabriel.hiddenprofile@gmail.com

Artículo originalmente publicado en Mercurio-3, en el año 2003.

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