La Magia de México



magia.

1. f. Arte o ciencia oculta con que se pretende producir, valiéndose de ciertos actos o palabras, o con la intervención de seres imaginables, resultados contrarios a las leyes naturales.

2. f. Encanto, hechizo o atractivo de alguien o algo.

3. f. La que por medios naturales obra efectos que parecen sobrenaturales.

Esto dice la Real academia de la lengua española, pero yo creo que en el caso de México es todo esto y mucho, mucho más.

No voy a hablar de cosas que no se conozcan, hasta el título “La magia de México” se ha usado muchas veces, sólo quiero comentar algunas inquietudes.

La palabra magia comprende tantas acepciones que igual sirve para denominar lo oculto, lo malo, lo desconocido, lo encantador, lo sobrenatural, lo maravilloso, lo inigualable, lo irrepetible y mucho más.

En el caso de México la magia nos desborda, nos abruma y está tan cerca que desafortunadamente, como muchas de las cosas que están enfrente de nosotros, no la vemos; en cada rincón del país lo cotidiano se mezcla con lo mágico. Se genera el sincretismo entre culturas y épocas donde se mezcla lo “pagano” con lo católico (muchas veces lo “pagano” es más ritual y religioso de lo que se acepta com tal). Y así, se habla de los espíritus que habitan los lagos y las luces, o las hadas que están en el mar; del permiso que se debe pedir a la tierra para poder ser sembrada; de visitar, cantarle las mañanitas, echar cohetes y regalarle su traje a Don Goyo (Volcán Popocatepetl) para que esté en armonía con su pueblo, en este acto el “tiempero” tiene una actuación fundamental: este personaje se encarga -con sus movimientos y su bastón- de alejar al granizo y llamar a la lluvia.

Los rituales agrícolas siempre nos han acompañado, la “bendición” de semillas para la siembra que se realiza desde la época prehispánica. El ritual Huichol para poder recoger la cosecha sin molestar a los dioses, ceremonia en la que los participantes realizan un “viaje” sentados en el patio, haciendo cantos, ofrendas y consumiendo el sagrado peyote. Parecieran rituales tan lejanos, pero estoy seguro que si le preguntamos a nuestros padres o abuelos, nos contarán más vivencias mágicas no necesariamente rurales o antiguas, hay muchas cotidianas, actuales.

Por ejemplo, El Tepozteco héroe nacional por antonomasia, en su historia se amalgaman tanto los sucesos fantásticos como los comunes, como aquel paralelismo con la historia de Moisés, su lucha por su región desde la época prehispánica hasta nuestros días. Los habitantes de Tepoztlán, Morelos aseguran verlo bajar del cerro en donde vive. Este personaje -quien aseguran ayudó a subir una de las campanas de la Catedral Metropolitana- es tan actual como lo muestra un acontecimiento bastante reciente: cuando la población de Tepoztlán luchó por evitar la construcción de un campo de golf en su territorio, después de un enfrentamiento varios policías aseguraron haber visto “gente vestida como azteca lanzándoles flechas y lanzas”. Por supuesto sólo había pobladores vestidos de civil, pero ellos mismos aseguran que a los ojos del enemigo, El Tepozteco se materializó para defenderlos: el campo de golf no se construyó.

Este es un ejemplo que nos habla de respeto por la comunidad, por la vida, por la tierra.

Así existen muchísimas muestras de la magia que envuelve a México, ojalá dejemos de darle tanta importancia a la telenovela, el vecino, el futbol, el que dirán, al sueldo, el tráfico y tantas cosas “tan importantes” y por un momento veamos, gocemos, vivamos la Magia de México.


* * *

Pascualito Méndez
(texto y arte digital)

concienciadiamante@yahoo.com.mx



Compartir